sábado, 1 de agosto de 2009

El verano en sombras



El verano nunca fue un tiempo de especial felicidad, tampoco de especial tristeza,solo un tiempo de calor anodino en el que por momentos se detenian las penas y las risas...las otras niñas marchaban a sus casas, Eiko las veía marchar alborozadas. Sus gritos alegres, los colores chillones de los vestidos, los adioses como palomas revoloteando por un susto imprevisto, todo era verano a verano una repetición en la que solo participaban los demás o al menos eso le parecía a ella. Eiko se quedaba esperando que llegaran a recogerla en aquel utilitario del que tan orgullosos estaban sus padres. No se sabe cual era el motivo, pero siempre llegaban un par de días mas tarde que las demás familias, su madre argumentaba que era por el trabajo, el padre ni se molestaba en dar explicaciones. Eiko nunca pregunto.
El beso distraído la barba que raspaba las mejillas …ese saludo aparentemente calido,los brazos de su madre en los que no acababa de encontrar el calor que pedía…después el movimiento del coche ,el mareo, la evocación de tiempos en los que no había vivido al mirar los castillos a lo lejos…el paisaje siempre diferente…la eterna sensación de vivir sin raíz .En ese planeta del verano todo parecía mezclarse en una masa de sonrisas ,bostezos, comilonas, y largas siestas .Eiko se quedaba en silencio largas horas. Soñaba y en su sueño cada día inventaba una familia diferente, un nombre extranjero, un príncipe “rescatador” un amor por venir…El verano se mecía en la inquietud de lo que necesitaba y lo que tenía. A veces vagaba perdida en las calles del pueblo de veraneo, la veías a la orilla de las barcas, con su trenza apretada, las pecas rodeando el asombro de sus ojos de niña, la cintura sin definir, el pecho palpitante en busca de lo que ya sabía que no podría poseer nunca. Tenia amigos, casi todos mayores que ella y muchos libros. Los libros en esa época eran el amor de Eiko, su refugio especial, los únicos que siempre estaban junto a ella. El verano de repente acababa con un soplo de Septiembre en la cara y la vuelta era apresurada,los besos de rigor, los “noteolvidesque”… la maleta en el suelo…las torres de la iglesia parecían cada año mas altas, las voces de las monjas mas apagadas…Eiko volvía a su monotonía ,de alguna oscura manera se alegraba al volver a su vida cotidiana…deshacía la maleta y colocaba al lado de la mesilla las caracolas que todos los años traía de la playa…Después el tiempo se sucedía y el Verano se convertía una vez mas en un recuerdo en sombras.